*Por: Ana Bazo Reisman
La historia tiene como punto central la vida de Jun Do, niño despojado de sus padres que tuvo que crecer como contribuyente de la barbarie sin n de Kim Jong-il, llegando a convertirse en uno de los soldados más sanguinarios del Estado comunista. ¿Será justicable esta conducta en alguien que replica el mismo pensamiento tiránico de sus gobernantes sin conocer que existe un modo de vida distinto, democrático?
Esta eterna paradoja nacida de la perspectiva occidental de Johnson entra en juego dentro de esta celebrada novela, sobre la que decide hacer un poco de periodismo jugando con datos reales, pero también abre paso a su propia imaginación y la matiza con una inteligente dosis de humor.
No obstante, Jun Do no ha dejado de ser un niño solitario y necesitado de afecto. Esto logra evidenciarse a mitad de la lectura donde el personaje de aparente espíritu atroz deja ver su lado más humano.
Es así como el curso de la historia alcanza un nivel de discusión romántico y reexivo en torno a la calidad inquebrantable de las emociones pese al ambiente gris y cruel de un régimen despótico como el norcoreano en los tiempos de Jong-il, realidad que parece replicarse hoy con su sucesor.
Si bien el autor norteamericano utiliza la exageración y la sátira como recursos perturbadoramente grácos que parecen no tener límites, esta novela –que se divide en dos partes de distinto estilo narrativo– satisface por la indudable maestría literaria de Johnson, y deja en sus lectores la sensación de haber consumido un producto tan genial como retorcido.