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«El Cerebro Corrupto»: El testimonio de Eduardo Herrera sobre la corrupción judicial

«El Cerebro Corrupto»: El testimonio de Eduardo Herrera sobre la corrupción judicial

Hace algunos años, Eduardo Herrera Velarde era conocido por ser uno de los abogados más destacados en litigio penal. Hoy, que ejerce la profesión lejos de los tribunales, ha recopilado su experiencia y vivencias personales en «El Cerebro Corrupto», una obra que detalla (sin anestesia) el grado de corrupción que existe en el sistema de justicia de nuestro país.

Por Redacción Laley.pe

jueves 22 de agosto 2019

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«Yo era un tipo de treinta años que lo tuvo todo y que estaba por encima de la ley. Tenía trabajando para mí a policías de todos los rangos y dependencias, a jueces y fiscales de todas las Salas y de todas las regiones judiciales».

Esta es solo una de las frases más llamativas de «El Cerebro Corrupto. La ley detrás de la ley», el reciente libro escrito por Eduardo Herrera Velarde (Estruendo Mudo, 2019). 

La obra es uno de los textos más audaces que haya escrito un abogado peruano. Es el testimonio detallado y sin medias tintas de quien consiguió ser uno de los más reconocidos litigantes en materia penal de nuestro país y que, para ello, no solo tuvo que convivir con la corrupción omnipresente en los diversos niveles de la justicia sino que tuvo que colocarse en un lugar preponderante y de privilegio en ella.

De esta forma, el libro de Herrera Velarde tiene la gran virtud de relatar con lujo de detalles algo que solo puede narrar quien haya sido un actor principal en dicho sistema: las podredumbres de la justicia en nuestro país. Es el retrato desnudo de un sistema corrupto, del cual todos los abogados hablamos o referimos; pero que hasta hoy nadie se había atrevido a detallar, sin temor de colocar su nombre y apellido en ello.

Pero no solo estamos ante un libro testimonial. El esfuerzo de Herrera Velarde por desnudar la realidad de la corrupción entre abogados, policías, fiscales y jueces no concluye en la anécdota o en el relato de cómo se inició y convivió en ese sistema. Más bien, busca evidenciar en vía de reflexión cuán inequitativa e ineficiente es la administración de justicia en el país, y además presenta una historia de cambio y de reinvención personal: después de retirarse de los tribunales, el autor se reconvirtió en un consultor que asesora a empresas en la prevención, sugiriendo un modelo anticorrupción y de cumplimiento. 

Pero eso, decidimos conversar con el propio autor para que nos explique algunos detalles adicionales de la obra. Nos reunimos con él en su oficina, en la cual nuestra charla inició y siguió en términos coloquiales, pero a la vez sobre temas que exigen una necesaria reforma.

¿Cuál fue su primer encuentro con la corrupción?

Cuando fui practicante. Quienes están en una posición de poder formar a una persona y encomiendan alguna función, suelen decir: “Debes solucionarlo a como dé lugar”. Pero, en una estructura ética frágil, como la de un joven, eso implica un sin número de cosas que van atadas a la eficiencia. «Como puedas» significa entonces con todos los medios que pueda la vida, y en una sociedad donde se ha normalizado la corrupción el camino más simple es recurrir a eso y eso es lo que me pasó.

¿En específico, qué le pasó?

Un abogado me pidió que consiguiera la copia de una resolución. Ojo, no me pidió que sobornara a nadie y yo no tuve mejor excusa en ese momento que caer en un acto de corrupción para poder conseguir la copia de esa resolución.

¿Al egresar de la universidad consideró remotamente que viviría situaciones de este tipo?

Sí, porque te vas dando cuenta cómo funciona la justicia. Fatalmente, de a pocos te vas dando cuenta que no es una maquinaria equilibrada y correcta, sino que es una maquinaria totalmente desbalanceada. Sí, claro que sí me pasó, pero ya uno estando en el ejercicio profesional era muy difícil renunciar y era consciente de ello.

¿Considera Ud. que se puede combatir la corrupción del sistema de justicia?

Sin duda, yo pienso que hay que dejar de escudarnos en el otro; a raíz del libro yo he recibido diversos tipos de emociones, la gran mayoría de personas ha respaldado una iniciativa como esta porque desnuda las cosas de una forma que, a mi juicio, son bastante cercanas a la realidad. Ojo, nadie ha desmentido que eso suceda y para mí eso ya es un triunfo, sin embargo, algunos abogados se han sentido aludidos, tocados, no menciono nombres porque no es mi idea juzgar a nadie, sin embargo, las demás personas me juzgan y me señalan diciendo: ‘¡Eres un traidor!’.

El problema es que nos gusta mira al lado y nos escondernos en una entelequia, la llamada “sociedad civil”, en la empresa, los empresarios, el gobierno. La lucha contra la corrupción empieza por cada uno de nosotros y mientras no hagamos una introspección de que cosas hacemos erróneamente y otras no, seguiremos señalándolo.

¿Por qué los sistemas de control de la policía, jueces y abogados no funciona ante estos casos?

Porque hay mucha gente que le conviene que el sistema funcione como está, hay muchos intereses. Yo nunca he visto una reforma del sistema de justicia en la cual se coloque a un litigante con experiencia para que señale por donde tiene que realizarse la reforma. Existe mucha conveniencia de que el sistema no cambie porque esto no conviene a todos los involucrados.

En el caso de la Policía, es algo que quiero aclarar porque algunos han malinterpretado lo que se dice en el libro, ellos tienen un excelente nivel de investigación. El problema es que ha sido invadido por malos elementos que estructuran la organización de una manera que le hacen una especie de máquina al servicio de ciertos intereses particulares. Entonces, considero que habría que refundar todas estas instituciones en paralelo.

¿Para que un abogado sea exitoso, necesariamente tiene que ser corrupto?

No, de ninguna manera. En principio hay que reformular el concepto de éxito. Si uno ve el éxito económico, puramente en términos monetarios, la eficiencia y la productividad te llevarán a saltar vallas de cualquier tipo. Si uno ve el éxito como una cuestión integral, de ahí viene el concepto de integridad, se dice ‘el éxito es económico’, sin duda alguna; yo no digo que ganar plata esté mal, es como lo hagas. Entonces el cómo, que es el concepto de la ética, es la que te da la integridad.

Éxito económico más integridad da como resultado el éxito es su cabal resultado. Yo sostengo que la ética y la integridad no están divorciadas y ese es el verdadero éxito, el cual debemos ceñirnos los abogados, concentrarnos en que no es una profesión de resultados sino una cuestión de medios. Es ahí donde se tiene que educar para contener el interés legítimo de nuestros clientes.

Ahora con la publicación del libro, ¿teme represalias por la información expuesta?

Represalias de todo tipo. Las he planificado y contemplado como parte de un riesgo que hay que tomar. Perderé algunos amigos y, en ese caso, se relativizará el concepto de amistad. Pero, en líneas generales, estoy absolutamente tranquilo con mi conciencia. Entonces eso salva cualquier especulación, raje o chisme.

¿Publicar este libro podría impedirle ejercer o que sea más difícil ganar casos?

Tomé la decisión de retirarme del litigio hace cuatro años, hoy ya no litigo. Me retiré del litigo para ser una especie de consultor de temas de lucha contra la corrupción, de ética; oy conferencias, escribo e intento ayudar a las empresas a hacer más negocios de forma segura e íntegra. Claro, después del lio es insostenible regresar, no me quiere ver nadie en ningún lugar, por eso lo hice. Es un acto medio de cobardía, salir del sistema y hablar de él.

En el libro me miro al espejo, parto de mí. Sin embargo, creo que en algún momento esto tiene ser una oportunidad de retorno para reformar el sistema.

¿Qué lo motivó a escribir estas vivencias?

Básicamente porque quise. Es un acto de libertad absoluta, pienso que el hombre tiene que ser gobernado por su propia libertad. En segundo plano, porque es un acto de catarsis. Tercero porque quería reflejar el fenómeno de la corrupción y para lograr eso, uno tiene ser absolutamente transparente, sino se hace a medias; así que tengo que empezar diciendo cómo funciona, decir las cosas como son. No puedo contar una verdad a medias, eso sería impracticable e hipócrita y, sobre todo, por una cuestión de coherencia.

Cuando uno es padre y educas, se tiene que estar alineado, porque no le puedes decir a tu hijo o un alumno “se un buen abogado” o “sé un buen hombre”, en un sentido de dilemas éticos resueltos a favor, si tú no eres coherente. Por ejemplo, los niños dicen: “Papá ¿porque me dices que la luz roja se debe respetar si tú no lo haces?” es incoherente. Eso me motivó.

Fue un grito de liberación, que yo tenía en mucho tiempo. Este sentimiento lo tienen muchos litigantes, lo que pasa es que nadie quiere hacerlo por las conveniencias, por eso te digo que hay muchos actores que nos les interesa que el sistema cambie. Muy pocas veces verás que un abogado se pelee con el sistema o recuse un juez o cuestione a un magistrado o a un fiscal porque después ese mismo juez o fiscal le tocará. Así que no es conveniente. Ahí se guardan las cortesías, los cortesanos, las reverencias y yo no estoy acostumbrado, así que decidí ya no seguirlas.

Ahora bien, a los estudiantes de Derecho quiero decirles que no se resignen porque el mundo no es lo que parece ser, el mundo es lo que tú quieres que sea. Entonces si uno se resigna a que está contaminado, todo es una porquería y nadie lo cambiará, la cosa está muerta. Es ahí donde la juventud tiene que tomar la iniciativa para cambiar.

Estamos en un momento de cambio en el Perú, en torno a la corrupción, por eso el libro tiene que servir, no en un plano morboso solamente, sino que tiene que ser una herramienta de cambio estructural del sistema de justicia peruano.

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