Aunque suene surrealista, hoy podría ser legalmente oficial que Red Bull no ‘te da alas’. Y es que la empresa ha decidido ceder el pago de una reparación simbólica a todo comprador que se encuentre insatisfecho con la popular bebida debido a las demandas que interpusieran los ciudadanos Benjamin Careathers, David Wolf y Miguel Almaraz, quienes en el 2013 alegaron que el sentido publicitario del producto está basado en un engaño científicamente probado.

“Bajo el mencionado slogan; la marca dice contener una mezcla superior de ingredientes que, al ser ingeridos, proporcionan mejoras significativas en la actividad mental y física de los consumidores a comparación de otros productos”, citan los demandantes, quienes documentan extractos de artículos científicos que rebaten tal promesa de marketing.

Así, para evitar un tortuoso proceso judicial que la empresa estaría destinada a perder, la administración decidió recurrir a la vía del acuerdo con los demandantes, quienes residen en Nueva York y California, pero cuyo reclamo tiene carácter colectivo. De este modo, la marca ofreció la suma de unos 13 millones de dólares destinados a compensar a todo estadounidense que  haya consumido Red Bull en los últimos doce años. Esto, únicamente para quienes estén de acuerdo con la recepción de un cheque por el valor de 10 dólares como indemnización que pueden solicitar por internet hasta el 2 de marzo del 2015.

Será el primer día de mayo del 2015 la fecha en la que la justicia americana se pronuncie sobre el acuerdo ofertado por Red Bull.  De ser aprobado, la Corte dará un plazo de 150 días para que el dinero sea abonado a cada consumidor inscrito en la página web del acuerdo.

Fraude publicitario

Todo comenzó cuando Benjamin Careathers – ciudadano neoyorquino y consumidor de Red Bull desde el 2002 – presentó una demanda ante la Corte Distrital en contra de la empresa, fundamentando que el consumo de la bebida “no produce mayores efectos que los de una taza de café”. Y dado que varias fuentes científicas han desmentido que existan beneficios superiores o coincidentes con los prometidos por la marca, el slogan parecería una verdadera exageración.

Del mismo sustento se valieron David Wolf y Miguel Almaraz, dos residentes del Estado de California, quienes replicaron el recurso judicial ante la Corte de su distrito. Consecuentemente, y para evitar el perjuicio de un proceso virtualmente perdido ante tribunales, la empresa se ha decidido por el ofrecimiento de la reparación económica.