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La hora de los cambios tributarios

La hora de los cambios tributarios

Alfredo Ladrón de Guevara: Es hora de la no persecución y abuso a los micro y pequeños contribuyentes para generar legitimidad tributaria en lo particular y legitimidad gubernamental en lo general. Ya no es hora de un Estado exclusivamente recaudador que trate igualmente a los micro y pequeños emprendimientos como a los grandes contribuyentes.

Por Alfredo Ladrón de Guevara Olarte

jueves 21 de octubre 2021

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Consideramos que este nuevo gobierno tiene una gran oportunidad para hacer cambios importantes en la gestión tributaria, un cambio de rumbo, de cara, de filosofía, con un enfoque donde se equilibre la recaudación con la conciencia tributaria. Sobre ello la Superintendencia de Administración Tributaria tiene un rol gravitante, por cuanto su accionar debe ser percibido como justo, no arbitrario y no desproporcionado, para que el Estado sea considerado parte de nuestra nacionalidad.

Es hora de la no persecución y abuso a los micro y pequeños contribuyentes para generar legitimidad tributaria en lo particular y legitimidad gubernamental en lo general. Ya no es hora de un Estado exclusivamente recaudador que trate igualmente a los micro y pequeños emprendimientos como a los grandes contribuyentes. Es hora de una reforma tributaria sostenible, humana, que entienda que no basta con indicadores de recaudación como lo más importante, sino que igualmente sea percibida como una entidad con legitimidad tributaria.

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Para ello, no pueden ocurrir situaciones como la de sancionar con la misma multa el olvido o retraso en las declaraciones tributarias a una microempresa como a un principal contribuyente nacional (hecho que recientemente después de muchos años ha sido corregido por la SUNAT); que se trate igual en las fiscalizaciones a quienes están empezando al igual que los que tienen años en el mercado; que se permita que las grandes empresas evadan su responsabilidad con “financiamientos jurídicos”, que les permite reclamar o apelar e incluso ir al poder judicial aun sabiendo que deben esos impuestos, sin pagar o garantizar previamente su deuda; que como una estrategia de “blindaje tributario” se permita que se frustre la cobranza con el “cambio de razón social” o que no haya hasta el momento una norma de imputación de responsabilidad solidaria de los representantes legales de las empresas, lo que les permita ir dejando solo huesos, en cascarón a las empresas antes que la mano de SUNAT pueda alcanzarlos; las exoneraciones dirigidas y renovadas indefinidamente;  que seamos buenos para cobrar pero no para devolver los impuestos; que se exija el pago de deudas antiguas o de cobranza dudosa u onerosa solo para evitar la prescripción de deudas y que al final sea esta institución jurídica un saludo a la bandera y que ocasiona no solo un pasivo incobrable, sino que mantiene y empuja a muchas pequeñas empresas a la informalidad, entre otras.

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Además, con ello lo que se obtiene es una percepción en la población de micro y pequeños contribuyentes (que son la gran mayoría de nuestra población) que la administración tributaria es una institución abusiva y elitista, y que no ha sido capaz de aumentar la presión tributaria a los niveles que en otros países del mundo en general y de Latinoamérica en particular se observan. Así, todo ello nos conduce no solo a un miedo desmedido, que empuja a los emprendedores – o sea a esa gran masa de más de 70% de peruanos- a la informalidad, sino que contribuye a reducir la base tributaria y además a socavar la legitimidad del Estado, imprescindible para aumentar la recaudación tributaria y a crear un sentido de nacionalidad.

Medidas como las de no sancionar a una empresa por la comisión de infracciones formales los primeros años; como la de exigir el pago previo o garantía suficiente a las empresas que quieren irse a discutir en el poder judicial; que se dé la norma de imputación de responsabilidad tributaria solidaria a los representantes legales, que los fraccionamientos sean más flexibles y con menos garantías a los micro y pequeños contribuyentes; la formación de unas nuevas promociones de profesionales de la SUNAT que tengan clara una visión institucional humanizada y que tenga en cuenta la baja oferta de servicios contables de calidad para las pequeñas empresas; que la Defensoría del Contribuyente sea reforzada por ser fuente directa del sentir de la ciudadanía y varias otras reformas y micro reformas que en su conjunto relancen esta institución tributaria a la altura de los más altos sueños de equidad y justicia, son medidas que son exigibles.

Por ello consideramos además, que una gestión tributaria eficiente, en estas circunstancias, requeriría entre otras medidas la creación de una Intendencia Nacional de Atención al Contribuyente, que asuma este reto, que contrapese la filosofía recaudatoria con una filosofía de servicio al contribuyente y, así, no solo se contribuirá con la ampliación de la base tributaria, sino también con la colaboración en la legitimidad del gobierno y con la construcción de la idea de una nación orgullosa de ser Peruana por tener una Entidad recaudatoria eficiente y justa.

Alfredo Ladrón de Guevara Olarte: Presidente de la Cámara de Peruana de Energía Renovable.

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