Este jueves, el actual titular de la Corte Superior de Justicia de Lima Iván Sequeiros conocerá a su sucesor, y con ello, a quien heredará toda la carga de trabajo que supone esta silla principal. Los quehaceres no son pocos. La sobrecarga procesal y la consecuente demora de los casos, los signos palpables de corrupción y las deficiencias tecnológicas son los males de siempre.

Para el penalista Edwar Álvarez Yrala, el nuevo presidente tendrá que hacerle frente a las consecuencias del desmembramiento que produjo la creación de Lima Este a esta Corte principal. “Además de afectar el principio de inamovilidad en el cargo de los jueces, las reubicaciones y desactivaciones de órganos judiciales que ordenó el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial (CPEJ) dificultaron la realización de muchas tareas que se había planteado la gestión anterior”, estima el reconocido litigante. 

Suele atribuirse que las carencias de la Corte de Lima se deben a un reducido presupuesto, lo que se reflejaría en la falta de material logístico, informático y de infraestructura, pues existen salas y juzgados que no reúnen las características apropiadas para la labor judicial.

Preguntado por el problema, el magistrado del Sexto Juzgado Constitucional, Hugo Velásquez Zavaleta, expresó que “no existe un verdadero presupuesto que contribuya a la mejora del sistema”. Velásquez, como la mayoría de magistrados, asegura que este es un problema de larga data que duda sea resuelto en un plazo de tan solo dos años. “Hace falta proyección conjunta y a largo plazo para que los trabajos sean continuos con el pasar de las gestiones presidenciales de la Corte”, sugiere el magistrado.

Sin embargo, esta situación también podría deberse a una deficiente administración presupuestaria la cual partiría de una gestión con poca visión. Así lo enfatiza Álvarez, para quien el poco presupuesto no debe justificar la “deficiencia de administración, de capacidad y de competencia” entre los trabajadores judiciales, pues estos no parecen detectar las áreas sensibles de sobrecarga procesal y racionalizar el trabajo.

Consultados por la apreciación que tienen hacia ambos postulantes, los entrevistados destacaron su experiencia. Sin embargo, tanto Álvarez como Velásquez tienen pocas esperanzas sobre esta nueva gestión, pues estiman que las propuestas de los magistrados no cuentan con una verdadera dirección o estándares claros para la mejora de la Corte.