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Tributo a mis colegas (III): Carmen Yleana Martínez Maraví

Tributo a mis colegas (III): Carmen Yleana Martínez Maraví

Jaime David Abanto Torres: “Muy lejos estaba yo de saber que esas aparentemente pequeñas cosas que me enseñó en las aulas universitarias, me serán de gran utilidad en el futuro, o mejor dicho en el presente, porque en aquel entonces, si bien tenía una incipiente vocación, ni siquiera podía imaginar que los caminos de la vida me llevarían algún día a la carrera judicial”.

Por Jaime David Abanto Torres

lunes 2 de mayo 2022

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Confieso que el Derecho Procesal Civil es una materia muy interesante, pero el legendario y hoy derogado Código de Procedimientos Civiles de 1912 no era de lectura muy amigable, a mi humilde entender. Evidentemente, no tenía el don del manejo del Código que tenían los jueces y escribanos antiguos, después llamados Secretarios de Juzgado y actualmente Especialistas Legales.

Conocí a la Doctora Martínez en mis días como estudiante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima. Ella dictaba la parte práctica del curso de Derecho Procesal Civil I, cuya parte teórica era dictada por el recordado profesor y magistrado César Augusto Mansilla Novella.

En aquellos días la Doctora Martínez despachaba en el 23º Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de Lima y alternaba sus actividades jurisdiccionales con la docencia universitaria.

En aquel entonces, varias cosas me llamaron la atención de la Doctora Martínez. En primer lugar, su perseverancia en hacernos entender la importancia de la práctica en nuestra formación jurídica. En segundo, sus esfuerzos para lograr que tuviéramos un buen manejo del Código.  En tercero, el hecho de conseguir expedientes judiciales para enseñarnos la parte práctica, lo que era un verdadero privilegio, pues nos permitía ver como el Código se hacía carne en los juzgados. En cuarto, el hecho de que conservara esos pequeños calendarios de bolsillo de cada año, con anotaciones de los días inhábiles, para enseñarnos el cómputo de los términos y los plazos. Costumbre que mi esposa no comprende cada vez que le impido que tire a la basura mis calendarios de escritorio de los años anteriores, los cuales conservo como gran tesoro. No pocas veces, para resolver casos tenemos que computar plazos de años anteriores, lo que no puede hacerse con los calendarios que aparecen en el internet.

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Muy lejos estaba yo de saber que esas aparentemente pequeñas cosas que me enseñó en las aulas universitarias, me serán de gran utilidad en el futuro, o mejor dicho en el presente, porque en aquel entonces, si bien tenía una incipiente vocación, ni siquiera podía imaginar que los caminos de la vida me llevarían algún día a la carrera judicial.

Alguna vez le pedí a la Dra. Martínez que me ayudara a conseguir prácticas en algún órgano jurisdiccional. En aquel entonces ella estaba en una Sala Superior y me enseñó una gran verdad: “Vas a aprender más en primera instancia que en Sala Superior. Aquí se ve todo en revisión, pero allá se ve todo el trámite”.  Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que los jueces o auxiliares jurisdiccionales que pasaron por las instancias de ejecución, tienen una mejor visión panorámica del trámite del proceso, comparados con el que inició su carrera en una instancia superior o incluso suprema.

Terminé mis estudios universitarios en 1989 y dejé de ver a la Doctora Martínez. En mis días en el ejercicio de la defensa, pude ver algunas de sus resoluciones.

En junio de 1992, la Dra. Martínez fue víctima de un cese arbitrario e inconstitucional por parte del gobierno dictatorial de aquel entonces. Sin embargo, en 1994, la Dra. Martínez se presentó al concurso público, siendo nombrada por el Jurado de Honor de la Magistratura en el cargo de Jueza Superior de la Corte Superior de Justicia de Lima.

Los designios del Altísimo hicieron que iniciara mi carrera judicial en 2002, asumiendo el Despacho del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Lima el 3 de mayo de 2002. Y en los años posteriores, tuve ocasión de reencontrarme con la Dra. Martínez en el Centro de Investigaciones Judiciales y en la Odecma, donde llegó a la Jefatura. Su gestión incidió en el control preventivo. Eran días en que la sobrecarga procesal agobiaba a los juzgados civiles al igual que las carencias de personal.

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Reincorporada a la actividad jurisdiccional propiamente dicha, la Dra. Martínez asumió la Presidencia de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima[1].

La Doctora Martínez tuvo un rol muy activo en las Comisiones de Actos Preparatorios de los Plenos Jurisdiccionales, en las que algunas veces que tuvimos la fortuna de participar. También tuvo un rol protagónico en la Comisión de Capacitación de Magistrados del Área Civil.

He tenido la oportunidad de asumir el cargo de Juez Superior Provisional en sucesivas y alternadas designaciones, en distintas salas superiores, pero nunca tuve la suerte de formar colegiado con mi maestra. Pero si tuve la oportunidad de dirimir algunas discordias en las que la Dra. Martínez fue integrante del Colegiado Superior, y, por ende, de firmar resoluciones de vista junto a mi maestra, las más de las veces en concordancia, algunas otras con votos singulares y muy pocas veces en discordia.

Y también mi maestra me hizo el honor de proponer a los presidentes de la Corte que fuera yo quien la reemplazara en sus descansos vacacionales o en sus licencias. Y con ello tuve la grata experiencia de laborar en su Despacho, con el apoyo de sus asistentes, muchos de ellos estudiantes universitarios o abogados reclutados por su buena formación académica.

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La Dra. Martínez también ejerció el cargo de Juez Supremo Provisional en diversas oportunidades, llegando a intervenir en el VII Pleno Casatorio Civil relativo a la Propiedad No inscrita Vs. Embargo, caso que, coincidentemente se realizó en un expediente del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Lima entonces a mi cargo.

Curiosamente, mi última designación como Juez Superior Provisional en la Corte Superior de Justicia de Lima, fue en 2020, en la Sala Civil presidida por la Dra. Martínez.

Coincidentemente, la Dra. Martínez cesó por límite de edad con fecha 3 de mayo de 2021[2], luego de casi toda una vida profesional en su querido Poder Judicial, el día de mi 21 y último aniversario al frente del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Lima.

Sean estas líneas un pequeño agradecimiento por su confianza en mi persona y por todas sus enseñanzas en las aulas universitarias y en la judicatura. Por su identificación con su querida institución. Por saber reclutar talento joven de las universidades como asistentes. Muchas veces el ejemplo es mejor maestro que las palabras. Espero haber sido un buen alumno suyo en las aulas universitarias y en mi carrera judicial. Nunca es tarde para aprender. Todos los días se aprende algo.

Jaime David Abanto Torres. Abogado por la Universidad de Lima. Estudios en la Maestría en Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Juez titular del 2° Juzgado Civil de Ate, de la Corte Superior de Justicia de Lima Este y fue juez titular del 1º Juzgado Civil de Lima, de la Corte Superior de Justicia de Lima.

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