A partir de entonces comenzó la otra tragedia. El médico forense, Steven Heyne, halló residuos de cocaína en la sangre del bebé que procedía de un medicamento llamado benzoylecgonine que la madre consumió durante el embarazo. 

El forense saltó a la conclusión de que el medicamento fue la causa del deceso del bebé y no el cordón umbilical ajustado al cuello. Rennie Gibbs fue acusada de asesinato y arrestada por el cargo de «asesinato con desprecio por la vida humana».

La periodista del diario Pro Pública, Nina Martín, calificó esta acusación de estar más determinada por motivaciones políticas que científicas. “El médico forense, Steven Hayne, no ha terminado hasta el momento su examen de certificación de la Junta Americana de Patología”, señaló.

Desde hace siete años el caso rebota por todos los rincones del sistema judicial de la Corte de Missisipi. Actualmente, Gibbs sigue esperando el juicio que podría llevarla a prisión por el resto de su vida. 

Para la periodista Nina Martín, la acusada pertenece al sector con menos fuerzas para responder a una demanda como ésta. Sostiene que detrás de la acusación se esconde la hipocresía de Missisipi, que tiene la mortalidad infantil más alta de Estados Unidos, comparada a la de Sri Lanka y Botswana.

Por su parte para Elizabeth Landau de CNN, los factores que contribuyen a esta situación son la desnutrición, pobreza, educación y la falta de seguro de salud. Añadió que mientras personas como Rennie podrían pasar el resto de sus vidas en la cárcel por abortar un bebé, los líderes no apoyan las políticas que aliviarían esta situación. 

Fuente: vice.com