“Se ha mencionado a mi familia y quiero resaltar que el viaje que realizaron no le costó un solo centavo al Gobierno”. Así trató de acallar Freddy Otárola, presidente del Congreso, las denuncias sobre la visita que su esposa e hijos realizaron a los Estados Unidos a principios de año. El problema es que no dijo quién costeó el viaje, sino solo que no fue el Gobierno. ¿Fue una empresa? Porque de resultar así podrían existir indicios de una posible comisión del delito de cohecho pasivo propio o impropio. De nuevo, la falta de transparencia con respecto a los viajes del Congreso genera demasiadas sospechas.