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La ley que permite la eutanasia en Bélgica entra en nueva controversia. Tom Mortier, ciudadano belga de 38 años, ha interpuesto una demanda contra el gobierno de ese país ante la Corte Europea de Derechos Humanos por contemplar una norma que “promueve la muerte” en pacientes con depresión.
El 2012, Mortier perdió a su madre en un hospital de Bruselas. Grande fue su sorpresa cuando los médicos le dieron a conocer las causas de la muerte: la mujer que tenía 64 años fue asistida para morir por decisión propia y sin previo aviso a la familia.
Godelieva De Troyer, madre de Mortier, sufría de una depresión profunda desde hace varios años. Si bien el hombre tenía pleno conocimiento del sufrimiento psicológico de su madre, no se imaginó que ella estaría dispuesta a acogerse a la ley. Sin embargo, De Troyer ya había solicitado el permiso para acabar con su vida y ordenó que sus hijos solo sean notificados una vez que el procedimiento haya finalizado.
Según el demandante, el gobierno belga estaría violando el artículo 2 y el artículo 8 suscritos por la Convención Europea de Derechos Humanos, los cuales protegen el derecho a la vida y el respeto a la familia, respectivamente. En el documento presentado con el respaldo de la ONG Alliance Defending Freedom (ADF), se alega que la controversial regulación de la eutanasia ha permitido que “prime la autonomía personal de quienes tienen deseos de morir por sobre la responsabilidad constitucional del Estado de garantizar la protección a la vida”. Además, se acusa al médico Wim Distelmans de aplicar la eutanasia a De Troyer – sin ninguna opinión válida de expertos en psiquiatría – luego de que esta contribuyera económicamente con una de sus fundaciones.
Como se conoce, Bélgica es desde el 2002 uno de los tres países europeos –también están Luxemburgo y Holanda – donde la eutanasia es legal. Para que un ciudadano tramite su propia muerte no es necesario que padezca de una enfermedad terminal, pues también acceden a ella las personas cuya depresión o estado emocional se diagnostica como “intratable” por un cuerpo médico especializado. Desde el año pasado, los niños mayores de 12 años– aunque con el permiso de sus padres– también acceden a la eutanasia, siempre y cuando sufran de alguna enfermedad que los desahucie.