Datos recientes evidencian que, pese a la creciente presencia de la mujer en la profesión legal, el porcentaje real de mujeres árbitros sigue siendo reducido. Según información procedente de los centros de arbitrajes, respecto a designaciones o nominaciones, el promedio de participación de estas profesionales en los tribunales arbitrales no supera el 18%, es decir, no llega a la quinta parte. El 82% restante son hombres.

Los porcentajes mencionados no constituyen un fenómeno aislado y, mucho menos, local. Las cifras internacionales son parecidas. En la Cámara de Comercio Internacional, por ejemplo, solo el 16.7% de árbitros son mujeres. De hecho, el promedio institucional de esta entidad en el 2017 fue del 18%, es decir, similar al peruano. El porcentaje, aunque de manera pausada, ha ido en ascenso: 6% en el 2010, 12% en el 2015 y 17% en el 2016. Incluso, la Cámara de Comercio de Estocolmo. que tiene una altísima actividad en materia de arbitraje, también tiene un promedio del 18% de árbitros mujeres. A nivel internacional, solo un centro de arbitraje llega al 24%.

Otro dato que debe llamarnos a reflexionar es la cantidad integrantes designados a los  tribunales arbitrales por los propios árbitros. Según información de la Cámara de Comercio Internacional, solo el 13.7% designa a mujeres. Es decir, los propios árbitros contribuyen a reducir el porcentaje de participación femenina.

¿A qué puede deberse la limitada presencia de las mujeres en el arbitraje, pese al creciente número de abogadas en el país? Confluyen diversos factores y la práctica –a veces inconsciente– de designar siempre a los mismos. Esto debe cambiar.

Desde este espacio, sugerimos algunas medidas para promover la participación de la mujer en el arbitraje. Para empezar, las instituciones arbitrales deberían presentar listas que cuenten con un porcentaje equilibrado de mujeres árbitros. Y cuando los árbitros deban escoger a un integrante para completar el tribunal, estos deberían dar preferencia a las mujeres. Además, se necesita evaluar periódicamente el incremento de la presencia de las mujeres en el arbitraje. Ello permitirá conocer el porcentaje avanzando. Se trata, entonces, de medidas sencillas que podemos ir adoptando y que contribuirán a superar bajo nivel de participación de las mujeres.

Si queremos luchar por la igualdad de oportunidades y mejorar el arbitraje, debemos ser conscientes de lo que está sucediendo y reflexionar sobre las medidas que adoptar. El Perú vive un momento especial en lo referente al desarrollo de esta actividad, donde las mujeres tienen un rol importante y mucho que aportar. El arbitraje debe aprovechar su talento y cualidades.

En síntesis, ante la mirada mayoritariamente masculina que tiene esta práctica, el reto pasa por dotarla de una mayor participación femenina. Méritos existen, lo que falta es un poco más de voluntad de todos nosotros para poder superar ese 18% que nos viene identificando.

[*] Socio del Estudio Echecopar, asociado a Baker & McKenzie International. Ha sido juez ad-hoc en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Profesor Principal de Personas Jurídicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú.