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PASO argentinas 2019 y reforma política peruana

PASO argentinas 2019 y reforma política peruana

A propósito de la elecciones primaras (PASO) del último fin de semana en Argentina, el autor reflexiona sobre algunos mitos que se han creado sobre este modelo, y que no han sido lo suficientemente debatidos en el proceso de la Reforma Política peruana impulsado por el Poder Ejecutivo.

Por Rafael Rodríguez Campos

miércoles 14 de agosto 2019

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El domingo 11 de agosto se llevaron a cabo las PASO en Argentina (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias). Este modelo de elecciones, como lo explica el profesor Fernando Tuesta, fue creado para dos propósitos: “limitar el número de partidos e incentivar a la participación y renovación de cuadros de los partidos políticos”.

En esta oportunidad, la fórmula presidencial del FRENTE PARA TODOS, compuesta por Alberto Fernández (Presidente) y Cristina Fernández (Vicepresidente) obtuvo el 47,37% frente al 32,30% del binomio presidencial de JUNTOS POR EL CAMBIO, conformado por Mauricio Macri (Presidente) y Miguel Pichetto (Vicepresidente).

Entonces, tomando en consideración que la diferencia fue de 15 puntos entre ambas candidaturas, y que, en estas PASO, ambos partidos no presentaron rivales internos, estos comicios han sido una especie de gran encuesta nacional, con resultados oficiales, que definirán la estrategia de campaña de cara a la Elección Presidencial del próximo 27 de octubre.

Así, de mantenerse la diferencia entre ambas candidaturas, el FRENTE PARA TODOS ganará la Elección Presidencial sin necesidad de ir a una segunda vuelta, ya que, en Argentina, según la Constitución, solo se tiene ballotage cuando ninguno de los candidatos alcanza el 45% o el 40% de los votos (con diez puntos de ventaja sobre el segundo), respectivamente.

Sobre el particular, algunos sectores han criticado duramente estas PASO 2019 justamente porque no hubo competencia, pues lejos de ser una medida que democratiza el proceso de selección de candidatos al interior de las organizaciones políticas, termina convirtiéndose en una gran encuesta nacional financiada con recursos públicos.

A propósito de ello, aprovecharé la oportunidad para reflexionar sobre algunos mitos que se han creado en torno a las PASO, y que, no han sido lo suficientemente debatidos en el proceso de la Reforma Política peruana impulsado por el Poder Ejecutivo. Para ello, tomaré como referencia lo expuesto por dos reconocidas politólogas argentinas: Flavia Freidenberg y María Page.

Al respecto, la profesora Freidenberg, después de observar y evaluar cerca de 250 procesos de selección de candidaturas de los partidos de América Latina desde 1978, señala que aprendió una serie de lecciones, algunas de las cuales desmienten al sentido común y van en contra de lo que suele explicarse a la opinión pública, como ocurre con los cinco mitos construidos en torno a las PASO.

Primero: Las Elecciones Primarias democratizan al partido. Falso. Esto no tiene sustento teórico ni empírico. Las elecciones primarias no necesariamente democratizan los espacios de decisión de la organización política. Mucho menos cuando sólo sirven para determinar la candidatura en un único nivel institucional (si se hacen, por ejemplo, sólo para elegir candidaturas a la Presidencia, pero no incluyen las legislativas o municipales); participa un único candidato o hay dos candidaturas que no son competitivas entre sí. Cuando las elecciones primarias simulan competencia, pero no hay diferencias reales entre las candidaturas y no se manifiestan altos niveles de incertidumbre en los resultados, no generan el resultado esperado. Las primarias, por tanto, son condición necesaria pero no suficiente para democratizar a los partidos, afirma Freidenberg.

Segundo: Las Elecciones Primarias hacen ganar elecciones a los partidos. Falso. Después de evaluar 56 procesos de selección competitivos de candidaturas presidenciales (Primarias Abiertas), sólo el 39% ganó la elección. Convencer a los partidos de que hagan primarias realmente competitivas no resulta fácil. ¿Por qué los partidos tomarían decisiones contrarias a sus posibilidades de éxito electoral? Eso no tiene sentido, señala Freindenberg.

En esa misma línea, la profesora María Page señala que el primer patrón que encontró en su investigación sobre Elecciones Primarias es que los partidos han resistido la idea de que el proceso de selección de candidatos pase a ser parte del proceso electoral nacional y siempre que pueden prefieren llevar una sola lista, sin competencia interna.

Tercero: Las Elecciones Primarias favorecen a los militantes de los partidos. Ni verdad ni mentira. Unas veces favorecen a los outsiders y otras veces no. O, si se prefiere, ha habido excepciones en las que los militantes consiguen que “su” candidato/a resulte ganador del proceso y están felices porque sienten que les representa. Felipe Calderón del Partido Acción Nacional en México fue ejemplo de ello en 2005. Pero la mayoría de las veces la competencia interna es entre cúpulas. Las candidaturas ganadoras representan a las élites y, como también han mostrado Susan Scarrow o Richard Katz para los partidos europeos, suelen reforzar a las cúpulas partidistas, postula Freindenberg.

Cuarto: Las Elecciones Primarias mejoran las oportunidades de las mujeres para ganar elecciones. Falso. Suelo pensar, y he podido evidenciar que a los partidos latinoamericanos no les gustan las mujeres, dice Freidenberg. Es una aberración pensar que puede haber democracia donde las mujeres no consiguen ejercer sus derechos políticos-electorales en igualdad de condiciones que los hombres. Las primarias no favorecen necesariamente a las mujeres. Si bien esto depende bastante del tamaño del partido, de la existencia de reglas institucionales que obligan al partido a coordinar la democracia interna con las candidaturas femeninas, lo cierto es que las primarias han servido de excusa para evitar candidaturas de mujeres, apunta Freidenberg.

Por tanto, las PASO pueden ser condición necesaria para mejorar las oportunidades de las mujeres, pero no son suficientes para que ellas ganen elecciones. Para ello también son importantes la eliminación del voto preferencial e instaurar la paridad y alternancia en las listas parlamentarias.

Quinto: Hay un único modelo exitoso de Elecciones Primarias. Falso. En un estudio publicado en 2016, se evidencia los diversos diseños de primarias existentes en los países de la región y evalúa sus resultados. Las primarias sirven cuando producen legitimidad por la competencia entre sus candidaturas, resuelven conflictos internos, incluyen a grupos diversos y dan cuenta de un alto nivel de competitividad (electoral y programática) en el proceso de selección de candidaturas. La experiencia comparada latinoamericana evidencia que iguales diseños institucionales producen resultados diferentes. Tres factores parecen explicar esas diferencias: a) La capacidad de cooperación de las élites; b) El tipo de cultura partidista; c) La existencia de sanciones claras por incumplimiento de la norma o, en su caso, candados que impiden violar la aplicación de la norma por parte de los dirigentes partidistas, sentencia Freidenberg.

Ahora bien, para la profesora Page, las PASO, bajo determinadas condiciones, también pueden conseguir resultados positivos para la democracia.

Primero, permiten depurar la oferta electoral pues obligan a estabilizar frentes electorales con bastante antelación a los comicios generales. Entonces al votante le llega una oferta más realista y clara de quiénes competirán, sabe que tienen un mínimo caudal electoral. Las fuerzas que se inscriben con intereses distintos a los de ganar quedan eliminadas. Cuando son menos fuerzas, los votantes tienen más claro quién es quién y cuáles son las posiciones de cada uno y sobre todo quién tiene posibilidad real de ganar.

Segundo, permiten entregar mayor información al elector, por ende, cuando el votante entiende más lo que está en juego participa más, ya sea para apoyar al que le gusta o para impedir que alguien que no le gusta gane. Es un voto más realista, en función de lo que hay y de lo que uno quiere. Y hemos visto que también beneficia más a la oposición que al oficialismo.

Por último, contribuyen con la estabilidad del sistema político al reducir la fragmentación de los partidos en el Parlamento. Con lo cual, al Ejecutivo se la hará más sencillo coordinar con el Congreso la aprobación de su Agenda Legislativa; y a la oposición le será más fácil controlar al Gobierno.

 


[*]​ Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Cuenta con un Título de Post Grado y estudios de maestría en Ciencia Política y Gobierno en la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP. Cuenta con un Título de Especialista en Justicia Constitucional, Interpretación y Aplicación de la Constitución en la Universidad Castilla – La Mancha (Toledo – España). Es Candidato a Máster en Derecho Constitucional en la Universidad Castilla – La Mancha (Toledo-España). Ha sido Profesor de Derecho Electoral y Ciencia Política en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Ha sido Observador y Representante Electoral Internacional en Colombia, Ecuador, Bolivia y México. Ha sido miembro del Comité de Coordinación Electoral del Sistema Electoral Peruano entre los años 2015 a 2019. Es profesor de Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de Derecho de la USMP.

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