El 20 de noviembre de 1945, en la cuidad de Núremberg, a orillas del río Pegnitz, el mundo comenzaba a vivir un momento histórico: los Juicios de Núremberg.

Los alemanes se rindieron el 8 de mayo de 1945, las tropas aliadas habían empezado a entrar a Berlín. La paz parecía volver a reinar, pero las consecuencias de la guerra se contaban en millones de vidas humanas perdidas.

La necesidad de justicia era un pedido de toda la humanidad, no solo del pueblo judío. Si bien altos mandos del régimen Nazi se habían suicidado – Hitler, Joseph Goebbels, Martin Bormann y Heinrich Himmler – aún quedaban funcionarios libres que tenían que responder por las atrocidades cometidas. Los que no lograron fugar fueron enjuiciados en Núremberg.

Luego de más de un año de juicio, que fue el punto de partida para la constitución del Tribunal Penal Internacional, se sentenció a doce condenas de muerte, tres cadenas perpetuas, dos penas de 20 años de prisión, una de 15 años y una de 10 años, respectivamente a cada miembro de la cúpula Nazi.

El mundo no fue igual luego de los juicios, el reconocimiento internacional de los derechos humanos había iniciado.

Hoy el gobierno de la canciller Angela Merkel hizo una ceremonia conmemorativa en la sala 600 del tribunal de Núremberg.