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Ricardo Soberón: “La erradicación de los cultivos de hoja de coca es posible pero ineficaz”

Ricardo Soberón: “La erradicación de los cultivos de hoja de coca es posible pero ineficaz”

En esta edición de “En Coyuntura”, César Azabache entrevista a Ricardo Soberón, presidente ejecutivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas-Devida, acerca de las políticas en materia antidroga. Vea la entrevista completa aquí.

Por Redacción Laley.pe

jueves 18 de noviembre 2021

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El Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro-VRAEM, con 69 distritos en 5 regiones, comprende un área privilegiada para la producción de la cocaína que se exporta principalmente a Estados Unidos, Europa Occidental y Brasil. 

Y es que el Perú se encuentra en el segundo lugar como productor mundial de hoja de coca y pasta y tercer productor mundial de clorhidrato de cocaína. En este sentido, es importante ver más allá y pensar en principios esenciales como el de responsabilidad compartida.

El director de Devida, Ricardo Soberón, nos habla sobre las políticas en materia antidroga, las ausencias que presentan, los principios que deberían guiarlas y las alternativas que él plantearía.

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Dificultades y ausencias

La administración del presidente Pedro Castillo, en cuanto a iniciativas sobre políticas antidrogas, va a tener dificultades propias en su relación con el Congreso y con un Poder Judicial que ha sido incapaz de despercudirse de varias de las taras propias de la guerra contra las drogas aplicadas desde la década del 70 y con una población atizada por una prensa incapaz de entender la naturaleza de la problemática de las drogas.

Uno de los principios que deberían guiar las políticas en materia antidrogas es el de la responsabilidad compartida. Ricardo Soberón considera que para retomar el diálogo con Estados Unidos es necesario hacerlo sobre la base del principio de la reducción de la demanda y el principio de corresponsabilidad.

Ricardo Soberón considera pues que el hecho de que Estados Unidos entregue 38 millones de dólares anuales al Perú para seguir erradicando coca o para seguir alimentando las arcas de Cedro no es un correlato justo y equitativo respecto a la responsabilidad que tiene Estados Unidos de contener aproximadamente 10 de los 19 millones de usuarios de cocaína en el mundo

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Por este motivo, se necesita rehacer la negociación político-diplomática entre los países productores y los países consumidores porque por más esfuerzos que se haga por erradicar los cultivos de hoja de coca. Este es un instrumento ineficaz para reducir la cantidad cocaína producida cuando las soluciones deben responder a otros fenómenos.

El abogado señala pues que “actuar en el agro sin actuar en la industria la cocaína es una mera masturbación mental”, porque se gasta dinero del Estado y del erario norteamericano para conseguir una meta que no contempla el fenómeno en su totalidad pues existe una gran asimetría entre demanda internacional de cocaína y precios que se pagan respecto a las chacras en el VRAEM.

El director de Devida encontró dos grandes ausencias al revisar la “Política pública de control de drogas 2030”, ausencias relativas a los insumos químicos utilizados en la producción de cocaína y el lavado de activos, es decir, el crimen organizado. La organización intermedia no está ni en el consumidor, ni en el productor, está en agregar valor en el medio y distribuir este valor en función a estimaciones financieras, no territoriales

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¿Qué soluciones plantea?

Ricardo Soberón plantea además del diálogo al más alto nivel, un diálogo con los productores cocaleros en el VRAEM. Mediante este diálogo se les plantearía la posibilidad de ser ciudadanos en cuanto cumplan con ciertas pautas.

Entonces, para no ser criminalizados, erradicados, ni objeto de persecución penal administrativa deberán cumplir con compromisos vinculantes obligatorios pues ser ciudadanos implica ser objeto de derechos y obligaciones.

El VRAEM cuenta con 27 000 hectáreas de hoja de coca, entonces el acuerdo político planteado sería al más alto nivel y consistiría en que en el primer, tercer y quinto año de la gestión Castillo reduzcan voluntariamente sus cultivos de coca de 27 a 25 a 20 hasta llegar a 15 mil hectáreas sucesivamente en el primer, tercer y quinto año.

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