En nuestro país, prácticamente ningún ciudadano o ciudadana de a pie podría enumerar más jueces supremos que a la presidenta del Poder Judicial, lo que compromete la percepción de la justicia y dice mucho sobre la transparencia o, mejor dicho, de la absoluta falta de visibilidad del sistema de justicia en nuestros procesos sociales. 

Marisol Pérez señala que existe una falta de conciencia sobre la importancia de la justicia para el Estado de Derecho; la importancia de la ley por un lado y la importancia de la justicia por el otro. Señala también su preocupación por la ausencia de una reforma de justicia integral, la cual actualmente no es un tema en la agenda.

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La gente no entiende que la justicia es el alimento oportuno de un niño, que la justicia es el sueldo justo en una relación laboral sana, que es también el pago de un tributo justo para el empresario decente y es lo que hace que las reglas en una sociedad funcionen, se cumplan y se pueda sostener el Estado de Derecho.

Los problemas de la justicia no dependen solo del Poder Judicial, sino que ellos deben volver a convertirse en una demanda ciudadana como sucedió con el caso de los Cuellos Blancos pues la exigencia de un sistema de justicia eficiente no pasa solo por meter a la gente a la cárcel.

Sino que se necesita combatir la impunidad de otras formas como la prevención, la difusión de la norma, la difusión de las actuaciones judiciales, como la no politización de la justicia, temas que están hoy muy fuera de la agenda tal como lo ve la exministra Marisol Pérez.

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La invisibilidad de los jueces

Eduardo Vega considera que los jueces no intentan ser políticos y que se necesita jueces supremos que sean conocidos por la ciudadanía, que se sepa cuál es su trayectoria. Para el exministro de Justicia el problema con los nombramientos es que muchas veces no se ha sabido cómo es que se llega a la Corte Suprema.

Vega señala que una de las características de los magistrados supremos debe ser que tengan una trayectoria y visibilidad muy clara frente a la ciudadanía, en el sentido de ser personajes públicos que efectivamente orientan a la ciudadanía.

Para Vega, las sentencias no hablan, muchas veces nadie las entiende, por lo que se necesita que las más altas autoridades judiciales puedan comunicarse y comunicar sus decisiones a la ciudadanía. Ese es el reto para un cambio sustantivo y fundamental en la justicia del Perú.